Cada vez somos más las personas que nos planteamos llevar una vida sostenible pero, ¿es realmente posible hacerlo? ¿O estamos imaginando un mundo ideal sin probabilidades de existir?
Conducir un coche sostenible, reutilizar y disminuir el consumo de ropa o energía son algunas de las prácticas más habituales y sencillas de adoptar.
¿Cómo podemos llevar una vida sostenible?
Se trata de adoptar un estilo de vida que tenga un impacto mínimo sobre el medioambiente. Obviamente, hablamos de un impacto negativo.
Llevar una vida sostenible es consumir recursos de manera responsable, reducir los residuos y tomar decisiones que tengan en cuenta el bienestar del planeta a largo plazo.
Esto significa que todo aquello que hacemos debe tener un sentido, debe ir en consonancia con nuestros valores ecológicos, sociales y económicos. Es la búsqueda del equilibrio entre lo que necesitamos y lo que la naturaleza puede proporcionarnos sin comprometer su futuro.
Errores más comunes
Llevar una vida sostenible es totalmente posible, pero algo complejo al principio. Para que te resulte más sencillo hemos recopilado los errores más comunes que no debes cometer:
Hacer cambios radicales poco realistas: es posible vivir una vida más respetuosa con el medioambiente, pero es imposible hacerlo de la noche a la mañana. Aplica cambios graduales y ve mejorando poco a poco.
Comprar productos sin investigar un poco: hay muchas empresas que ofrecen productos “sostenibles” que realmente no lo son. El greenwashing está muy extendido, y es nuestro deber elegir aquellas marcas que tienen un verdadero compromiso con el planeta.
Limitarse al reciclaje: es una práctica fundamental, pero no es la única. De hecho, es recomendable empezar por consumir menos, reutilizar más y no producir tantos residuos.
No tener en cuenta la vida útil de los productos: si un producto sostenible es menos duradero que otro que no lo es tanto, tendremos que reemplazarlo más a menudo, perdiendo la sostenibilidad.
Olvidar el impacto del transporte: si la forma de obtener un producto sostenible es utilizando muchos recursos contaminantes, el objetivo deja de tener sentido.
Prácticas positivas para llevar un estilo de vida saludable
Reutiliza y adquiere productos de segunda mano: de esta forma estarás reduciendo el consumo de recursos y su impacto ambiental, así como minimizando los residuos.
Compra a granel, sin plásticos: utiliza tus propios envases una y otra vez, si son de cristal aún mejor.
Repara en lugar de sustituir: si algo se estropea, no lo tires y adquieras otro artículo inmediatamente. Hemos perdido la costumbre de arreglar lo que se nos estropea, pero la cultura del “usar y tirar” es altamente perjudicial para el planeta.
Muévete colectivamente: siempre que puedas ve a pie, en bicicleta o en transporte público. Los dos primeros, además, mejoran el medioambiente y también tu salud.
Recurre a energías renovables: esta es una forma muy poderosa de reducir tu huella de carbono. Desde cambiar los proveedores hasta instalar placas solares en tu vivienda, existen varias alternativas para hacerlo.
Como te decíamos, llevar una vida sostenible no es algo que pueda pasar de cero a cien, debe ser progresivo. Sin embargo, no es tan complicado como parece. ¿Te animas a implementar alguna de estas prácticas?