Con la inminente llegada del calor, el uso del aire acondicionado en los hogares se convierte en una solución casi indispensable para garantizar el confort térmico que todos necesitamos para estar a gusto en nuestras casas.
Sin embargo, en torno a este aparato existen numerosas creencias, algunas ciertas y otras completamente infundadas, que condicionan su uso y, en muchos casos, provocan decisiones ineficientes o poco saludables. En este artículo analizamos algunas de esas “leyendas urbanas” que circulan sobre el aire acondicionado y te explicamos, con base técnica, cuáles son verdaderas y cuáles no. Presta atención para sacarle el máximo partido esta primavera-verano.
Lo que debes saber del uso del aire acondicionado en casa
1. El aire acondicionado reseca el ambiente y es malo para la salud > Verdad a medias
El aire acondicionado puede disminuir la humedad relativa del ambiente, lo que sí puede generar cierta sequedad en mucosas, ojos y garganta si se abusa de su uso o si la temperatura llega a ser muy baja. No obstante, los modelos actuales permiten regular tanto la temperatura como la humedad, y si el equipo se usa entre los 24 y 26 °C, con buena ventilación y filtros limpios, sus efectos negativos se reducen al mínimo. En hogares bien mantenidos, su uso no representa un riesgo para la salud.
2. Dormir con el aire acondicionado encendido es perjudicial > Falso
Dormir con el aire acondicionado no tiene por qué ser perjudicial. Los problemas aparecen cuando se expone el cuerpo a un flujo de aire directo o a temperaturas excesivamente bajas. Sin embargo, si se configura adecuadamente —con el modo nocturno activado (Sleep) y sin que el aire sople directamente sobre la cama—, puede incluso mejorar la calidad del sueño en noches calurosas. La clave está en usarlo con sentido común.
3. Apagar y encender el aire acondicionado según uso ahorra energía > Falso
Esta es una creencia errónea muy extendida. Al apagar y encender constantemente el aire en función de que tengas más frío o calor, el sistema tiene que trabajar con más intensidad cada vez que arranca para volver a alcanzar la temperatura deseada, lo que genera un pico de consumo mayor que si se mantiene encendido de forma estable. Lo más eficiente es dejarlo funcionando de manera continua, pero moderada, o emplear programadores horarios o termostatos inteligentes que ajusten su uso según las necesidades reales.
4. El aire acondicionado solo sirve para enfriar > Falso
Muchos equipos actuales son bombas de calor reversibles, lo que significa que también pueden calentar el ambiente en invierno. Esta función convierte al aire acondicionado en un sistema de climatización útil durante todo el año, como si fuera una calefacción. Gracias a los avances en eficiencia energética, especialmente con la tecnología inverter, su consumo en modo calor es competitivo frente a otros sistemas de calefacción, y su rendimiento ha mejorado notablemente en la última década.
5. El mantenimiento del aire acondicionado no es tan importante > Falso
Esta es una de las mentiras más perjudiciales. Un aparato mal mantenido puede acumular bacterias, polvo, moho y otros alérgenos en los filtros y conductos, lo que afecta a la calidad del aire interior y puede tener consecuencias sobre la salud respiratoria. Además, un equipo sucio o con fugas pierde eficiencia, consume más electricidad y reduce su vida útil. Por eso, es fundamental realizar al menos una revisión al año, antes del verano, y limpiar los filtros cada pocas semanas durante su uso intensivo.
El uso del aire acondicionado en casa se ha vuelto imprescindible, especialmente en zonas de nuestro país en las que las temperaturas se disparan en los meses de verano. Sin duda, es una herramienta eficaz y segura para climatizar el hogar, siempre que se utilice de forma responsable y con buen criterio.
Muchos de los mitos que circulan sobre sus efectos negativos nacen del desconocimiento o del mal uso. Adoptar hábitos correctos, mantener una temperatura moderada, realizar revisiones periódicas y aprovechar las funciones del equipo no solo garantiza el confort, sino que también optimiza el consumo energético y protege la salud. Frente al calor, el problema no es el aire acondicionado, sino cómo lo usamos.